
Hay tantos pequeños placeres en el día a día, que permanecen ocultos y que pasan desapercibidos en este mundo rápido, estresante, demandante y agotador. Placeres que nos hacen sentir muy bien, pero que son tan pequeñitos, tan normales, que no les damos la verdadera importancia que realmente tienen.
Pequeños chutes cotidianos de tranquilidad, de fuerza, que te hacen sonreír o emocionarte. Joyas emocionales que te envuelven en esa calma interior que es tan necesaria para sentirte feliz y afortunada.
Momentos Hygge, que te hacen sentirte bien, que no se compran, ni requieren grandes esfuerzos de tu parte.
Pequeños placeres de la vida que ignoras y que te llenan de felicidad y gratitud, pero que si no eres capaz de verlos o de valorlos pueden envolverte en una tristeza vital que quite sentido a tu vida.
Por eso hoy quiero hacer una lista de esos pequeños placeres que hacen de tu vida algo maravilloso:
- Que suene el despertador para ir a trabajar y te des cuenta que se te había olvidado apagarlo porque hoy tienes fiesta ¡Yuhu!
- Volver al calor de la cama después de ir al baño una noche muy fría
- Tomarte un vaso de leche caliente con miel cuando te duele la garganta
- Volver a casa, a tu hogar después de estar en el hospital
- Tener sed y poder beber agua
- Cuando tras un gripazo se te desta la nariz y puedes volver a respirar, saborear los alimentos y hablar sin voz nasal
- Ver a tus hijos cada día
- Sostener la mano de esa persona a la que quieres y que está envejeciendo, una vez más.
- Poder tener una conversación con tu pareja tranquilamente cuando tienes hijos
- Que te hagan tu plato favorito cuando saben que has tenido un mal día
- Comer algo con chocolate cuando tienes la regla
- Coger en brazos a tus hijos cuando son pequeños, hacerles cosquillas y verlos reír
- Quitarte una piedra que se te ha metido en el zapato y te molesta (también nos vale a nivel emocional cuando quitas de tu vida una persona que te hace sufrir)
- Esa mirada de complicidad con alguien que te conoce tan bien que no necesita palabras para saber cómo te sientes
- La sensación de felicidad máxima que sientes de ver a tu hijo aparecer sano y salvo, cuando lo habías perdido en medio de un centro comercial.
- Poder caminar sola, sin ayuda de nadie
- Conducir con las ventanillas del coche bajadas mientras sientes la fuerza del aire
- Cuando logras poner solución a un problema que llevaba tiempo ocupando sitio en tu cabeza y en tu vida
- Ponerte el pijama suave y calentito de nubecitas cuando llegas helada a casa
- Al recibir un abrazo de esa persona a la que quieres cuando tu mundo se derrumba
- Quitarte los zapatos al llegar a casa tras un largo día con dolor de pies ¡Qué gustito!
- Una ducha caliente mientras ves las montañas por la ventana
- La casa en silencio cuando se van los niños al cole
- Cuando empieza a sonar esa canción, tú canción, esa que te trae tantas emociones, que te hace bailar, llorar, estremecerte o te insufla una energía desbordante de : ¡Vamos, tú puedes con todo!
- Ese momento de placer existencial cuando acabas de terminar el zafarrancho de limpieza en el hogar y todo está recogido y ordenado
- Calarte hasta los huesos un día de lluvia, mientras paseas, corres o te sientas en un banco para sentir las gotas mientras lloras y ríes a la vez, porque eres tan afortunada ¡Estás viva!
- Ese instante en que escuchas a tu madre al otro lado y te dice : ¡Tranquila cariño, todo va a estar bien!
- La emoción de llegar al capítulo final del libro que te ha mantenido enganchada los últimos días.
- Cuando sales de una revisión médica y todo está bien ¡Tú estás bien!
- Pasar un segundo junto a tu persona favorita
- Cerrar los ojos y sentir la brisa del mar
Como puedes ver son momentos corrientes, momentos cotidianos que pasamos por alto sin hacerles ningún caso especial porque los damos por sentado, porque estamos enfocados en la búsqueda de una “supuesta felicidad grandiosa” una felicidad que va asociada a momentos perfectos que suelen tener que ver más con lo económico que con lo emocional.
Placeres, que nos causan un bienestar interior y que si los llevamos a nuestra parte consciente, esa parte de nosotras que es la que valora, la que disfruta a tope, la que agradece porque sabe que un día todo lo que hoy hay, se acabará y que lo que hayas vivido ahí se queda y lo que no también.
Siendo conscientes de todos estos pequeños placeres, lograremos sentirnos más dichosas en lugar de cada vez más desdichadas y creeme que puede parecer una tontería pero tal y como está la situación actual vamos de cabeza a la preocupación extrema mental, el agotamiento crónico y la infelicidad vital.
¿Se te ocurre alguno más? Ayúdame a ampliar la lista con esos placeres que tan importantes son para ti.
Noelia